Los seres humanos somos auténticas máquinas de pensar. Según estudios científicos, generamos entre 60.000 y 70.000 pensamientos al día, y la mayoría de ellos son automáticos e involuntarios. Pero lo más interesante no es solo la cantidad, sino cómo esos pensamientos influyen directamente en nuestras emociones, en nuestro cuerpo y, por supuesto, en nuestro rendimiento.
Un pensamiento puede provocar estrés 😫, alegría 😊, miedo 😨, ansiedad 😰, o incluso influir en cómo jugamos, competimos o nos sentimos en una situación deportiva.
Entonces, la gran pregunta es:
👉 ¿Qué hacemos con todos estos pensamientos?
👉 ¿Podemos gestionarlos de alguna manera?
Vamos a explorarlo.

🧩 ¿De dónde vienen nuestros pensamientos?
Pensar es, en parte, verbalizar nuestras experiencias internas y externas. Es decir, interpretamos lo que nos ocurre a través del lenguaje, mediante palabras que nos ayudan a darle sentido al mundo. Pero esto no siempre fue un tema central en la psicología.
Recién en los años 50 y 60, con el auge del enfoque cognitivo-conductual, la psicología comenzó a investigar en profundidad cómo funcionan los pensamientos y cómo se relacionan con nuestras emociones y conductas.
🤔 Pensamiento, emoción y acción en el deporte
Imagina esta escena: estás por competir en una juego importante. En tu cabeza, surgen pensamientos como:
“No estoy preparado”
“Mi entrenador no confía en mí”
“Seguro que voy a fallar”
Estos pensamientos no aparecen por casualidad. Se activan por:
Tus creencias: lo que aprendiste y viviste a lo largo de tu vida.
Tus percepciones: lo que estás interpretando en el presente.
Y acá es donde todo se conecta:
🧠 Pensamiento → 😟 Emoción → 🎯 Acción o comportamiento
Este ciclo es lo que en psicología conocemos como el triángulo cognitivo. Veámoslo más en detalle.
🔺 El triángulo cognitivo y tu rendimiento deportivo
El triángulo cognitivo establece que hay una relación directa entre tus pensamientos, emociones y acciones.
Un pensamiento negativo puede desencadenar una emoción desagradable y, como resultado, provocar un bajo rendimiento.
Pero… ¿qué podemos hacer?
¿Estamos condenados a fallar si aparecen estos pensamientos automáticos?
💡 No. Y acá viene lo más importante.
🔁 El poder de la acción para transformar el pensamiento
Aunque los pensamientos sean automáticos, las acciones son lo que más podemos controlar.
Y acá está la clave:
🗝️ Si me siento mal pero actúo como si estuviese bien, puedo “engañar” a mi cerebro y empezar a cambiar lo que pienso y siento.

Nuestro cerebro no solo recibe información del exterior, sino también de nuestro cuerpo: la postura, la respiración, la forma en que hablamos…
Todo eso manda señales internas que pueden modular nuestras emociones y pensamientos.
Volviendo al ejemplo anterior, si te sentís inseguro antes de una competición importante, podés:
✅ Adoptar una postura corporal de confianza
✅ Respirar profundo para reducir el estrés
✅ Usar un autodiálogo funcional orientado a lo que podés hacer en el presente
Con estas acciones, poco a poco, tu sistema nervioso se reorganiza. Tus pensamientos negativos comienzan a perder fuerza, tu foco vuelve al juego y recuperás el control 🧘♂️🎯
🛠️ ¿Cómo empezar a cambiar?
Este proceso no es mágico.
Para que funcione, primero hay que creer que el cambio es posible. Y eso requiere asumir un rol activo:
💬 “Somos agentes activos del cambio en nuestra vida.”
La psicología no se trata solo de hablar.
Se trata de hacer, de comprometerte con el cambio, de pasar a la acción aunque no sientas ganas.
🚀 Conclusión: la acción como motor del cambio
El trabajo psicológico no puede ser pasivo.
Ir a consulta no es suficiente si no estás dispuesto a actuar.
✅ Si algo te genera malestar, orientá tu cabeza con ayuda profesional.
✅ Pero también movete, probá cosas nuevas, salí de tu zona de confort.
✅ Porque el único camino verdaderamente útil y empoderador es el que te convierte en protagonista de tu propio cambio.
Soy Daniel Partida y soy psicólogo deportivo en Perfomind. Si quieres leer más sobre nosotros, síguenos en nuestras redes.