Hoy vamos a hablar de una herramienta muy mencionada en psicología deportiva, la visualización. Todo el mundo dice que es clave para el rendimiento, que es muy buen hábito… pero, ¿para qué la podemos utilizar? ¿de qué me sirve invertir tiempo en imaginarme algo?
Vamos a aprovechar este artículo para hablar de la visualización en profundidad.
Por qué es útil visualizar
Seguro que te has preguntado alguna vez por qué la mayoría de psicólogos deportivos recomiendan esta técnica. La realidad es que es una herramienta que como poco genera curiosidad: ¿Cómo voy a mejorar mi rendimiento solo con mi imaginación?
La respuesta a esta pregunta es clara: la ciencia nos dice que existe un principio de “equivalencia funcional” entre la realidad y lo que imaginamos.
Esto significa que en el cerebro se activan las mismas áreas cuando nos imaginamos haciendo algo que cuando lo hacemos de verdad, y no solo eso, sino que ocurre activación real de la musculatura de nuestro cuerpo cuando nos imaginamos moviendo esa zona en concreto.
En resumen: visualizar es útil no solo porque nos podemos imaginar situaciones, sino también porque le damos una experiencia a nuestro cerebro de algo que no ha ocurrido en la realidad pero que el cerebro lo procesa igual que si fuese real.
Aunque la verdad es que para que el cerebro lo procese igual depende también de lo realista que sea nuestra capacidad de imaginación, y ahí entran estas claves para entrenarla mejor.
Claves para entrenar la visualización
No vale visualizar de cualquier manera. La forma clásica de visualizar es lo típico que podemos suponer: imaginar algo como una película donde vemos una serie de imágenes y nada más.
Desde hace unos años se ha descubierto que si incluimos una serie de pautas en nuestro ejercicio de visualización que van más allá de lo meramente visual podemos hacer que nuestro cerebro asimile mejor la información y sea una experiencia de mayor calidad, prácticamente igual que la propia experiencia real. Nos tenemos que quedar con este principio:
A mayor similitud con la experiencia real, más transferible será nuestra visualización a la realidad y más utilidad tendrá el ejercicio de imaginación.
¿Y cuáles son las claves para hacer lo más real posible este ejercicio de visualizar? Pues la clave está en entender que en nuestra visualización tenemos que hacer conscientes muchos estímulos que se procesan de forma automática en la práctica real.
Hay muchos elementos que suelen pasar desapercibidos en nuestro proceso de percepción: distancias, luminosidad, perspectiva, texturas, colores, sensaciones físicas, emociones, movimientos… por lo que en la experiencia de visualizar las tenemos que hacer conscientes para recrear una imagen mucho más real que si solo visualizásemos los aspectos visuales más esenciales de esta “película” que mencionaba antes.
Y, por supuesto, todas estas claves para mejorar nuestro ejercicio de visualización dependen del uso que le queramos dar al mismo.
Para qué puedo visualizar
Como decía, ya sabemos cómo funciona este proceso y cuáles son las claves para aprovecharlo al máximo. Lo único que nos falta es lo más importante: saber para qué queremos visualizar.
Este ejercicio se puede aplicar en miles de casos:
Desarrollar habilidades técnico-tácticas: por ejemplo, mejorar el tiro libre o adaptarme a una nueva posición en el campo.
Desarrollar habilidades psicológicas: por ejemplo, una técnica de respiración imaginándome el momento exacto en la que la aplicaría.
Gestionar situaciones de presión: anticipándolas mentalmente para estar más preparado.
Anticipar y revisar mi rendimiento: me puedo imaginar cómo podrá ser el partido en el que voy a jugar o, si ya lo he jugado, imaginarme todas las situaciones que he vivido para aprender de ellas.
Mejorar la autoconfianza: al anticipar muchas situaciones, un efecto muy claro es la mejora de esta variable porque nos sentiremos más preparados por “haberlo vivido” antes en nuestra mente.
Recuperación de lesiones: un uso clave de la visualización. Podemos utilizar la técnica en este proceso de recuperación para practicar habilidades psicológicas que nos ayuden a la recuperación, imaginar entrenamientos para no deshabituarnos de nuestro deporte e incluso imaginar la regeneración de los tejidos dañados.
Tenemos muchas situaciones diferentes donde nos puede ayudar la visualización, pero también tenemos que saber que tendremos que adaptar nuestro ejercicio dependiendo del caso que sea. Creo que se puede entender mejor esto con un ejemplo:
Si nuestro objetivo es revisar qué tal hemos hecho ciertos movimientos tácticos y cómo nos hemos posicionado en el campo en un partido, quizá nos interesa visualizar más desde una perspectiva como si lo viésemos por la televisión para imaginarnos el campo “desde arriba”, en 3ª persona, para ver con detalle todos los movimientos y las posiciones en el campo de mejor manera, ya que todo estaría dentro de nuestro campo de visión.
Sin embargo, si nuestro objetivo es prepararnos para una competición que nos genera mucha ansiedad, deberíamos adaptar nuestra visualización a una perspectiva mucho más realista, en 1ª persona, viendo todo por nuestros ojos y sintiendo todas las emociones negativas que podemos sentir en esa competición. De esta forma, podríamos anticipar bien cómo nos podemos sentir para estar más preparados y saber cómo vamos a reaccionar ante esta situación cuando se de en la realidad.
Como podéis comprobar, la visualización es una de las técnicas psicológicas más polivalentes que existen. Sin embargo, tenemos que saber utilizarla bien y contextualizarla para que sea efectiva de verdad.
No nos podemos quedar en solo ver una película por nuestros ojos, sino que tenemos que organizar un plan, estructurar nuestra visualización y relacionarla con la realidad.
La esencia de los procesos de entrenamiento está en la transferencia.
Podemos organizar entrenamientos con las técnicas y tareas que queramos que si no están relacionadas unas con otras no sirven de nada. Así ocurre con la visualización, si no lo vinculamos a la realidad a nuestro cerebro le cuesta mucho más transferir todo lo que aprende.
Además de con la visualización, ¿podemos fomentar esta transferencia de más formas? Esto nos lo dejamos para otro artículo.
Como siempre, si te ha gustado que hable sobre este tema envíame un mensaje para que lo sepa y pueda preparar más artículos como este.
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Daniel Partida - Psicólogo Deportivo
Perfomind